¡Cómete la ciudad! Bosques Comestibles Urbanos
¿Qué son? ¿cómo se construyen? beneficios y complicaciones, todo sobre los bosques comestibles urbanos











Índice del artículo:
¿Te imaginas ir por la calle, acordarte que no tienes tomate para los macarrones y puedas acercarte a una mata y coger los que necesites? pues no es una idea tan loca, el concepto se denomina «Bosques Comestibles Urbanos» y aunque no es un concepto nuevo, venimos a contarte de qué va.
La necesidad de encontrar fuentes de alimento accesibles para todos, incluso en medio del bullicio de las ciudades, ha generado iniciativas, que a priori, pueden resultar algo locas, pero que resultan cada vez más atractivas y efectivas.
En este contexto, emerge el fascinante concepto de los «bosques comestibles» en entornos urbanos, una iniciativa que transforma espacios públicos en vergeles productivos al alcance de quien los necesite o simplemente desee tomar algo fresco al fresco. Esta tendencia refleja un creciente interés por una vida urbana más sostenible y por proyectos comunitarios que fortalecen el tejido social. Un ejemplo pionero es el pueblo británico de Todmorden que allá por el 2007 sembró una semilla de inspiración a nivel global, demostrando que es posible integrar la naturaleza y la producción de alimentos en el corazón de nuestras ciudades.
¿Qué son los bosques comestibles? Mucho más que simples espacios verdes
Los «bosques comestibles urbanos», también conocidos como «jardines forestales» o «bosques de alimentos», se definen como ecosistemas diseñados de forma intencionada para imitar la estructura y función de los bosques naturales, pero con un enfoque primordial en la producción de alimentos y otros recursos útiles tanto para las personas como para la vida silvestre. Estos sistemas agroecológicos buscan establecer un equilibrio sostenible entre la actividad humana y el medio ambiente, donde la producción de alimentos se armoniza con la preservación de la naturaleza.
La filosofía de los bosques comestibles se basa en los principios de la permacultura, un sistema de diseño que propone ser más sostenibles imitando los ecosistemas de la naturaleza, observándola e imitándola, en lugar de intentar dominarla. Al igual que en un bosque natural donde los ecosistemas prosperan con ninguna o mínima intervención humana, el objetivo es crear sistemas autosuficientes que requieran poco mantenimiento a largo plazo.
Una característica distintiva de los bosques comestibles es su estructura multiestrato o multinivel, que aprovecha el espacio vertical de manera eficiente. Esta estructura típicamente incluye varias capas, desde árboles altos que forman el dosel superior hasta plantas rastreras que cubren el suelo. Al igual que si se apilaran «varios campos uno sobre otro», cada capa cumple una función específica y contribuye a la productividad y estabilidad del sistema. Estas capas pueden incluir árboles de dosel, árboles de sotobosque, arbustos, plantas herbáceas, cubiertas de suelo, enredaderas y cultivos de raíz. La disposición de las plantas en múltiples niveles permite maximizar el uso del espacio, especialmente en entornos urbanos donde este suele ser limitado, y también facilita la producción de una amplia variedad de alimentos y recursos.
¿Cómo diseñar bosques comestibles urbanos?
La concepción de imitar la estructura de los bosques naturales para la producción de alimentos representa un cambio significativo con respecto a la agricultura tradicional de monocultivo. En lugar de campos extensos dedicados a una sola especie, los bosques comestibles fomentan la diversidad y las interacciones beneficiosas entre las plantas. La idea de que los sistemas naturales pueden producir alimento de manera autónoma, sin la necesidad de riego artificial o laboreo constante, es fundamental para este enfoque. La atención se centra en diseñar espacios urbanos que repliquen estos beneficios, proporcionando no solo alimento, sino también hábitat y otros servicios ecológicos con una menor necesidad de intervención humana.
Esta tabla muestra ejemplos de especies de plantas que puedes plantar en cada capa o nivel para crear tu propio bosque comestible:
Capa | Descripción | Ejemplos |
Dosel | Árboles altos (más de 10 metros) que proporcionan sombra y potencialmente madera/nueces. | Nogal, chopo, mango (para parcelas grandes) |
Sotobosque | Árboles más pequeños (3-9 metros), a menudo frutales o de nueces. | Cerezo, limonero, manzano, peral |
Estrato Arbustivo | Arbustos (hasta 3 metros) que producen bayas, nueces u otros comestibles. | Arándano, frambuesa, avellano, grosella |
Estrato Herbáceo | Hierbas y verduras perennes (hasta 2 metros). | Girasol, amapola, maíz (anuales), menta, orégano, consuelda, caléndula |
Cubierta de Suelo | Plantas de bajo crecimiento que protegen y nutren el suelo. | Caléndula, consuelda, tomillo, fresas |
Estrato de Enredaderas | Plantas trepadoras que utilizan el espacio vertical. | Uvas, calabazas, frijoles, kiwi |
Estrato de Raíces | Plantas con raíces, tubérculos, bulbos u hongos comestibles. | Zanahoria, rábano, patata, alcachofa, tupinambo, ajo, cebolla |
El espíritu pionero de Todmorden: Una inspiración del mundo real
Hemos pasado por encima la historia de Todmorden al inicio del artículo, pero creemos que merece la pena que nos paremos un poco, Todmorden es un pueblo en el norte de Inglaterra en el cual se personifica la visión de los bosques comestibles urbanos en acción. En 2008, un grupo de personas lideradas por Pam Warhurst y Mary Clear se unieron con una idea sencilla pero poderosa: cultivar alimentos en espacios públicos para que los ciudadanos pudieran consumirlos libremente. Este proyecto, conocido como «Incredible Edible Todmorden», nació de una pregunta fundamental: ¿podemos encontrar un lenguaje unificador que trascienda la edad, los ingresos y la cultura, y que inspire a las personas a adoptar una nueva forma de vida?. La respuesta resonó con la necesidad básica de alimento fresco y saludable, que los fundadores consideraron un derecho humano fundamental. Su lema, «Si comes, estás dentro», reflejaba la naturaleza inclusiva de la iniciativa. Este proyecto aún sigue en funcionamiento y con éxito, te contamos.
La iniciativa de Todmorden se caracterizó por varios aspectos clave. Se utilizaron espacios vacantes y desatendidos en todo el pueblo para plantar no solo flores, sino también hierbas aromáticas y medicinales, así como frutas y verduras. Los voluntarios, movidos por un sentido de comunidad y responsabilidad, donaban su tiempo y esfuerzo para el mantenimiento de estos espacios verdes productivos. Además, el proyecto se integró en el sistema educativo local, con niños aprendiendo sobre el cultivo de alimentos en las escuelas. Esta implicación de las generaciones más jóvenes aseguraba la continuidad de la iniciativa y fomentaba una conciencia temprana sobre la importancia de la producción local de alimentos.

El éxito de Todmorden no se limitó a la producción de alimentos. El proyecto logró involucrar a una amplia gama de actores de la comunidad, incluyendo al ayuntamiento, los comerciantes e incluso la policía. Esta colaboración transversal fue crucial para la sostenibilidad y aceptación del proyecto. Un principio fundamental que guió la iniciativa fue la confianza y el espíritu de compartir. Como explicaron los promotores, nunca fue necesario colocar un cartel que dijera «No cojas más de lo que necesitas», ya que la gente intuitivamente adoptó esta práctica. La transformación de Todmorden fue tan inspiradora que atrajo visitantes de todo el mundo, interesados en comprender las bases y los efectos de este cambio de perspectiva.
El modelo de «Incredible Edible» demostró ser tan efectivo que se extendió rápidamente a otras comunidades, dando lugar a una red global de iniciativas inspiradas en Todmorden. Esta expansión subraya que un enfoque comunitario para la producción urbana de alimentos no solo es viable, sino que también puede generar importantes beneficios sociales y económicos, basados en la confianza y los recursos compartidos.
Cultivando alimentos en lugares inesperados, algunos ejemplos
El espíritu pionero de Todmorden ha resonado en numerosas ciudades alrededor del mundo, donde se han adoptado iniciativas similares para integrar la producción de alimentos en espacios públicos. Bruselas cuenta con un vivero ciudadano dedicado al cultivo de manzanos, perales y cerezos, cuyos árboles frutales se plantan posteriormente en las calles y zonas públicas de la capital belga. París, por su parte, alberga el huerto urbano en azotea más grande de Europa, demostrando el potencial de los espacios a menudo olvidados en los entornos urbanos.
Más allá de estos ejemplos iniciales sobre bosques comestibles urbanos, la investigación que hemos llevado a cabo revela una creciente diversidad de proyectos a nivel global:
- En Seattle, existe un notable bosque comestible que transforma un espacio urbano en un vergel productivo
- Austin, Texas, alberga el Festival Beach Food Forest, un ejemplo de cómo un parque público puede convertirse en una fuente de alimento para la comunidad
- En San Diego, California, el bosque comestible de Coastal Roots Farm ilustra la integración de la agroforestería urbana en entornos comunitarios.
- Denver, Colorado, a través de su programa Denver Urban Gardens, ha implementado varios bosques de alimentos, expandiendo la idea de lo que puede ser un jardín urbano.
- Un estudio en San Antonio, Texas, incluso exploró el potencial de los bosques de alimentos en terrenos subutilizados para reducir la inseguridad alimentaria en la ciudad
- En Europa, Vitoria-Gasteiz, España, cuenta con un proyecto de bosque urbano comestible en el barrio de Judimendi, mostrando el interés por estas iniciativas también en el contexto español
- Londres, Reino Unido, es hogar del Edible Forest Garden, un proyecto que ha transformado un área urbana en un espacio verde productivo


Estas iniciativas se enmarcan dentro del concepto más amplio de la agricultura urbana, que abarca el cultivo de alimentos en diversas escalas y ubicaciones dentro de las ciudades, desde pequeños huertos en balcones hasta grandes granjas urbanas. La agricultura urbana se define como el cultivo de alimentos en parcelas agrícolas ubicadas en zonas urbanas, utilizando espacios disponibles como azoteas, terrenos baldíos, muros verticales y patios traseros para producir alimentos frescos. Esta práctica está ganando reconocimiento como una estrategia clave para desarrollar ciudades más productivas y sostenibles.
La variedad de enfoques adoptados por estas ciudades demuestra la flexibilidad y adaptabilidad del concepto de los bosques comestibles urbanos a diferentes contextos y necesidades. Desde la creación de viveros ciudadanos hasta la transformación de parques y azoteas, estas iniciativas reflejan un interés global en reimaginar los espacios urbanos como lugares donde la naturaleza y la producción de alimentos pueden coexistir en beneficio de la comunidad, si además se combina con el diseño de ciudades esponja, como ya hablamos en otro de nuestros artículos, podríamos estar frente al nuevo concepto de cuidad del futuro, ¿no crees?
¿Por qué los bosques comestibles urbanos son importantes? algunos de sus beneficios
La creciente popularidad de los bosques comestibles urbanos radica en la multitud de beneficios que aportan a las comunidades y al medio ambiente. Estos beneficios va más allá de la simple producción de alimentos, abordando aspectos cruciales del bienestar social, la sostenibilidad ambiental y la salud pública.
Une y hace más fuerte a la comunidad
Uno de los beneficios más significativos es el fortalecimiento de la comunidad y la unión social. El acto compartido de cultivar y cosechar alimentos en espacios públicos puede unir a las personas, fomentando un sentido de propiedad comunitaria y brindando oportunidades para la interacción social.
Los huertos comunitarios, una forma común de agricultura urbana, se convierten en poderosos espacios para interactuar con la sociedad y el entorno, promoviendo una vida sana e incluso reduciendo la delincuencia al aumentar el compromiso y la vigilancia vecinal. Estas iniciativas no solo invitan a cultivar plantas, sino también a sembrar la semilla del cambio en las comunidades, ayudando a crear ciudades más sostenibles y dotando de identidad a los espacios urbanos.
Alimentos más frescos y saludables
Además, los bosques comestibles mejoran el acceso a alimentos frescos, saludables y, en muchos casos, gratuitos. Estas iniciativas pueden proporcionar un suministro regular de frutas, verduras y hierbas frescas a los habitantes de las ciudades, especialmente para aquellos con necesidades económicas.
Al cultivar alimentos más cerca de casa, se puede abordar la inseguridad alimentaria y garantizar que los productos sean más nutritivos que las alternativas compradas en tiendas que han sido transportadas largas distancias. La posibilidad de que cualquier persona pueda cosechar los alimentos cuando están maduros fomenta una cultura de compartir y asegura que los recursos estén disponibles para quienes los necesiten.
Los bosques comestibles urbanos contribuyen a la sostenibilidad y calidad del aire
Desde una perspectiva ambiental, los bosques comestibles urbanos ofrecen numerosas ventajas y contribuyen a la sostenibilidad urbana. La integración de árboles y vegetación en áreas urbanas ayuda a aumentar la biodiversidad, creando hábitats para la vida silvestre y fomentando ecosistemas que resista mejor a los cambios.
Los árboles también juegan un papel crucial en la mejora de la calidad del aire y del suelo, la captura de carbono y la reducción de las «islas de calor» urbanas. Al imitar los ciclos ecológicos de los bosques, estos sistemas pueden ayudar a reducir la erosión del suelo, aumentar la calidad del agua y minimizar la necesidad de insumos externos como fertilizantes y pesticidas. Además, al cultivar alimentos localmente, se reduce significativamente la huella de carbono asociada al transporte de alimentos.
Fomentan la educación y autonomía
Los bosques comestibles también brindan valiosas oportunidades para la educación y el desarrollo de habilidades. Participar en la planificación, plantación y mantenimiento de estos espacios permite a las personas aprender sobre jardinería, ecología y prácticas sostenibles.
Los niños que aprenden sobre el cultivo en las escuelas, como en el caso de Todmorden, desarrollan una mayor conciencia sobre el origen de los alimentos y la importancia del medio ambiente, además de aprender a generar su propio alimento. La agricultura urbana en general puede ofrecer oportunidades para el desarrollo de competencias y la creación de empleo en las ciudades.
Bienestar mental y físico de la población
Finalmente, se ha demostrado que el contacto con la naturaleza y la actividad física involucrada en la jardinería tienen beneficios significativos para el bienestar mental y físico. Los espacios verdes urbanos, incluidos los huertos urbanos y los bosques comestibles, pueden ayudar a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y promover la salud en general. Pasar tiempo en la naturaleza se asocia con la reducción del aislamiento, la ansiedad y la depresión.
La interconexión de estos beneficios es una de las mayores fortalezas de los bosques comestibles urbanos. El involucramiento de la comunidad no solo facilita el mantenimiento de estos espacios, sino que también fomenta la cohesión social y un sentido de responsabilidad compartida. La mejora del acceso a alimentos saludables tiene un impacto directo en la salud pública y la seguridad alimentaria. Los beneficios ambientales contribuyen a crear ciudades más fuertes y habitables. En conjunto, estos factores demuestran que los bosques comestibles son una herramienta poderosa para construir un futuro urbano más sostenible y equitativo.
Consideraciones clave a tener en cuenta para los bosques comestibles urbanos
La implementación exitosa de bosques comestibles en entornos urbanos requiere una planificación cuidadosa y la consideración de diversos aspectos prácticos. Desde el diseño inicial hasta el mantenimiento a largo plazo, cada etapa es crucial para asegurar la viabilidad y el impacto positivo de estas iniciativas.
Planificación y diseño eficiente del bosque comestible urbano
La planificación y el diseño son fundamentales. Es importante considerar el clima local, las condiciones del suelo, el espacio disponible y las necesidades de la comunidad al seleccionar las especies y la disposición de las plantas. En entornos urbanos, es necesario tener en cuenta desafíos específicos como la zonificación, los permisos, la ubicación de servicios públicos subterráneos y superficiales, y el acceso a recursos como agua y electricidad. Realizar pruebas de suelo para detectar la presencia de metales pesados y otros contaminantes, y desarrollar un plan de remediación si es necesario, es una etapa esencial.
La comunidad ha de querer involucrarse
El involucramiento y la colaboración de la comunidad son igualmente importantes. Estas iniciativas prosperan cuando la comunidad local participa activamente en la planificación, plantación y mantenimiento del bosque. Involucrar a los residentes, las escuelas y las organizaciones locales fomenta un sentido de propiedad y responsabilidad compartida, lo que es crucial para la sostenibilidad a largo plazo del proyecto.
Mantenimiento continuo
El mantenimiento continuo es esencial para la salud y productividad del bosque comestible. No podemos dejar de insistir y ejecutar tareas como el control de malezas, la poda, el riego y el manejo de plagas. En sistemas densamente plantados, es importante gestionar la competencia entre especies y asegurar que todas las plantas tengan acceso a la luz solar. En el caso de los bosques comestibles públicos, trabajar con el municipio local para determinar un plan de mantenimiento que funcione para todos puede ser beneficioso.
Regulación y permisos
Es fundamental respetar los espacios públicos y las regulaciones locales. Obtener los permisos necesarios y asegurarse de que la iniciativa sea respetuosa con otros usuarios del espacio público son consideraciones importantes. Esto puede implicar la creación de directrices claras para la cosecha y el uso de los alimentos producidos.
Posibles alteraciones de la vida silvestre urbana
Finalmente, es necesario considerar las interacciones potenciales con la vida silvestre urbana. Implementar medidas preventivas, como cercas, puede ser necesario para proteger las plantas sin hacer que el espacio sea peligroso para los humanos.
La implementación exitosa de un bosque comestible urbano depende de abordar estos aspectos prácticos de manera integral. Una planificación cuidadosa, una fuerte participación comunitaria, prácticas de mantenimiento sostenibles y el cumplimiento de las regulaciones locales son elementos clave para transformar una visión inspiradora en una realidad productiva y beneficiosa para todos.
Los bosques comestibles urbanos son un esfuerzo comunitario por un futuro sostenible
Los bosques comestibles urbanos representan una poderosa convergencia de acción comunitaria, gestión ambiental y apoyo social. Estas iniciativas pueden ayudar a unir a la comunidad y hacer que las ciudades sean más sostenibles, creando lugares más sólidos y capaces de mantenerse por sí mismos. Al empoderar a las comunidades para cultivar sus propios alimentos en espacios compartidos, se contribuye a un futuro urbano más sostenible y equitativo.
El concepto se conecta directamente con la idea inicial de proporcionar alimentos para quienes los necesitan y promover una cultura de compartir y respeto. La experiencia de Todmorden demuestra que cuando las personas participan en la creación y el cuidado de un espacio compartido, es más probable que lo respeten y se preocupen por él.
Este sentido de propiedad y comunidad puede conducir a numerosos resultados positivos, desde un mayor acceso a alimentos saludables hasta una mejora del bienestar mental y una mayor apreciación de la naturaleza dentro del paisaje urbano. Los beneficios ambientales de los bosques comestibles mejoran aún más la calidad de vida en las ciudades, contribuyendo a la captura de carbono, la mejora de la calidad del aire y del suelo, y el aumento de la biodiversidad.
La clave del éxito de los bosques comestibles urbanos radica en su capacidad para unir a las personas en torno a un objetivo común: crear espacios verdes productivos que beneficien a toda la comunidad. Estas iniciativas no se tratan solo de cultivar alimentos; se trata de construir comunidades más fuertes y conectadas que estén mejor equipadas para enfrentar los desafíos del futuro, desde el cambio climático hasta la inseguridad alimentaria. El acto de compartir la cosecha fomenta un sentido de responsabilidad colectiva y cuidado mutuo, reforzando los lazos sociales y promoviendo una cultura de generosidad.
Hay que sembrar para una ciudad más abundante
Los bosques comestibles urbanos encarnan una visión de ciudades donde los espacios verdes no solo embellecen el entorno, sino que también nutren y conectan a sus habitantes. Los beneficios de estas iniciativas son vastos, abarcando desde la mejora del acceso a alimentos frescos y saludables hasta el fortalecimiento de la cohesión social y la promoción de la sostenibilidad ambiental.
Os invitamos a explorar las oportunidades de crear o apoyar bosques comestibles en vuestras propias comunidades. Ya sea participando en proyectos existentes, abogando por la creación de nuevos espacios o simplemente aprendiendo más sobre el concepto, cada acción contribuye a sembrar las semillas para un futuro urbano más abundante. Al reimaginar nuestros espacios públicos como lugares de producción y compartir, podemos cultivar no solo alimentos, sino también comunidades más fuertes y un planeta más saludable.