¿Y si te dijera que lo que eliges en el supermercado impacta más al medioambiente que reciclar?
Piensas que reciclar es lo más importante, pero lo que eliges para comer podría pesar más en tu huella de carbono. Aquí te contamos cómo y por qué

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¿Sabías que el sistema alimentario mundial genera aproximadamente el 26 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, consume el 70 % del agua dulce disponible y ocupa el 50 % de la tierra habitable del planeta? podría ser una razón de peso para ponernos todos a dieta o hacer ayunos, aunque no hay que ir tan lejos, simplemente eligiendo bien en el supermercado podemos reducir la huella de carbono de la alimentación de forma individual hasta en un 40 %.
- Eligiendo productos de temporada y cercanía
- Reduciendo la ingesta de carne a 2-3 días por semana
- O evitando el desperdicio alimentario
Cada semana se repite lo mismo, lista en el móvil o en papel, carrito en mano, recorrer los pasillos del supermercado en piloto automático. Tomates (aunque es enero), aguacates de México, filetes de ternera, frutas que vienen de quién sabe dónde…
Investigando sobre la huella de carbono de la alimentación en España me hizo replantearme por completo esa rutina del súper. Resulta que las decisiones aparentemente inocentes que tomamos en el supermercado, multiplicadas por 52 semanas al año y por millones de personas, tienen un impacto brutal.
La buena noticia es que cambiar estos datos no requiere volverse vegano de la noche a la mañana ni renunciar a disfrutar de la comida. Solo necesitas un poco de información y ganas de hacer las cosas un pelín mejor.
La huella de carbono de la alimentación, basada en producción o demanda
Antes de avanzar queremos dejar claro que cuando hablamos de «emisiones del sector alimentación», hay dos maneras de mirarlo, y ambas son importantes para entender el panorama completo. Es como mirar una moneda por sus dos caras:
- Por un lado tenemos las emisiones por la producción (lo que cultivamos y criamos aquí)
- Y por otro lado las emisiones por la demanda (lo que comemos, venga de donde venga)
Las emisiones por producción (la «Huella Local»)
Aquí se miden los gases de efecto invernadero (GEI) que generamos dentro de nuestras fronteras para producir alimentos, independientemente de si nos los comemos nosotros o los exportamos fuera. Es nuestro «inventario nacional» de emisiones. Estas emisiones se generan en principalmente en:
- Ganadería y metano (CH₄): Imagina una granja de vacuno en Galicia, todas las emisiones generadas por ese ganado, desde su metano hasta la energía usada para ordeñar, alimentar, criarlo, cuentan en este área.
- Fertilizantes y óxido nitroso (N₂O): En la agricultura, el uso intensivo de fertilizantes nitrogenados libera óxido nitroso. Los campos de cultivo de cereal, donde se usan abonos químicos para aumentar la cosecha, generan este gas.
- Energía y transporte: El gasóleo que usan los tractores, la electricidad de los sistemas de riego, y los camiones que llevan las hortalizas de Almería a Madrid.
Las emisiones por demanda (la «Huella Global» de nuestro consumo)
Esta parte es un poco más compleja. Mide el impacto climático total de todo lo que los españoles comemos, sin importar si el alimento se produjo en España o al otro lado del mundo. Aquí es donde entra en juego la globalización. ¿Dónde se generan estas emisiones?:
- Al comer productos de origen animal: La mayor parte de la huella de carbono de la dieta española proviene de los productos de origen animal, ¡alrededor del 80%!, cuando nos comemos un chuletón, la huella incluye el metano de la vaca, pero también la energía para producir y transportar el pienso (a menudo soja importada de Sudamérica) que comió el animal durante toda su vida.
- Importaciones ocultas: Al consumir productos fuera de temporada o de países lejanos aumenta la huella. Comprar kiwis de Nueva Zelanda en un supermercado en enero, no es normal. La huella de ese transporte marítimo y aéreo se atribuye a nuestra demanda, aunque las emisiones se generaron lejos de aquí. No la huella para producir el kiwi, pero sí la que genera el embalaje, transporte y distribución.
- El impacto «fuera de foco»: La demanda española de ciertos productos (como el café, el cacao o el aceite de palma en productos procesados) puede estar ligada a la deforestación y emisiones en otros países.
¿Es mejor reciclar o cambiar tus elecciones en el súper?
Pues la verdad es que lo mejor sería reciclar Y cambiar tus elecciones en el supermercado, pero si lo que buscamos es comparar el impacto y el esfuerzo de cada acción para averiguar qué beneficia más al medioambiente, hagamos el ejercicio.
En España, según el informe de MITECO la alimentación aporta el 52,1 % de la huella ambiental del área del consumo (muy por delante de otras áreas), así que sustituir parte de los productos de tu cesta de la compra por productos de temporada y proximidad, además de planificar tu compra para desperdiciar lo menos posible, reduce más emisiones que centrarse en cuál es el contenedor correcto.
Aun así, reciclar es importante, los residuos provenientes de la alimentación suponen aproximadamente el 5,1 % de las emisiones nacionales. Cada español generó 482 kg de residuos municipales en 2022 y la recogida separada solo fue de 5,2 millones de toneladas, de modo que separar bien y usar los contenedores adecuados, aunque te pillen lejos, evita muchas emisiones y el uso constante de materias primas vírgenes.
Recogida de residuos urbanos en España
Datos en millones de toneladas
¿Cuáles son los alimentos más consumidos en España y su impacto ambiental?
En España presumimos de seguir la dieta Mediterránea, no hay persona que nos visite y elogie nuestra gastronomía, además del clima, su gente y paisajes, pero ¿somos conscientes del impacto que tienen los alimentos que más consumimos?. Para responder a esta pregunta, es crucial analizar no solo qué comemos en grandes cantidades, sino también la huella ambiental asociada a cada producto.
A continuación, exponemos cuáles son los alimentos y bebidas que lideran el consumo per cápita en España y desglosamos su impacto medioambiental principal, desde las emisiones de metano de la ganadería hasta el uso de recursos hídricos en la agricultura.
Huella de carbono y recursos por kilogramo de alimento
El principal factor que determina el impacto ambiental es el tipo de alimento que elegimos. Los productos de origen animal, especialmente la carne roja, generan muchas más emisiones de GEI, requieren más tierra y consumen más agua que la mayoría de los alimentos vegetales.
Aunque alimentos como la carne tienen una huella por kilo muy alta, el alto volumen de consumo de agua que necesitan frutas y hortalizas hace que su contribución total a la huella de consumo de España también sea relevante, aunque con un menor impacto.
El desperdicio de alimentos también genera huella
Tirar alimentos también tiene un impacto devastador. En España, el desperdicio alimentario es un problema grave, y los hogares somos los principales responsables, generando alrededor del 42 % del total de alimentos que se tiran en el país.
Las cifras más recientes, que buscan concienciar sobre esta realidad, muestran que aunque hemos mejorado ligeramente, cada hogar español todavía desperdicia una media de 25 kilos de alimentos al año. Si lo miramos a nivel nacional, la cifra total de alimentos que acaban en la basura asciende a aproximadamente 1.125 millones de kilos anuales.
Lo más sorprendente es que la mayoría de estos alimentos son productos sin cocinar que compramos con la mejor intención. Esa lechuga que compré «por si acaso» y se pudrió en el cajón. Las sobras que «mañana me las como» y nunca pasa. Ese yogurt caducado al fondo de la nevera. O el típico limón seco que parece que viene con la nevera. Todo son alimentos y tirarlos impacta en el medioambiente.
¿Cómo podemos reducir el desperdicio en casa?
La buena noticia es que tenemos mucho poder para cambiar esta tendencia con pequeños gestos cotidianos:
- Planificación semanal: Dedica unos minutos a planificar el menú de la semana y haz una lista de la compra ajustada a lo que realmente necesitas. Evitarás comprar por impulso.
- Almacenamiento inteligente: Aprende a conservar correctamente los alimentos. No todas las frutas y verduras van en la nevera, y un buen almacenamiento alargará su vida útil.
- Comprende las etiquetas: Distingue entre la «fecha de caducidad» (riesgo para la salud si se consume después) y la de «consumo preferente» (pierde calidad, pero suele ser seguro consumirlo días después).
- «First In, First Out» (PEPS – Primero en Entrar, Primero en Salir): Organiza tu despensa y nevera de manera que los productos más antiguos se consuman antes que los nuevos.
- Aprovecha las sobras: Sé creativo en la cocina. Yo intento inspirarme en Masterchef. Las sobras de las verduras pueden ser un caldo, y un trozo de pollo sobrante puede convertirse en croquetas o una ensalada al día siguiente.
- Congela: Si ves que no vas a consumir un alimento fresco a tiempo, congélalo. Es una excelente idea para preservar alimentos y reducir el desperdicio.
Reducir el desperdicio no solo repercute al medioambiente, también es un ahorro importante para la economía familiar.
Iniciativas en España que puedes apoyar
Si todo esto de lo que estamos hablando te llega y quieres realmente generar cambio en el impacto que la alimentación genera en nuestro país, te contamos algunas iniciativas que están funcionando en España y que quizá no conozcas.
España cuenta con más de 300 proyectos locales de alimentación sostenible, desde cooperativas de consumo responsable hasta apps anti-desperdicio, pasando por bancos de alimentos que rescatan 150 millones de kg de alimentos al año y mercados de km 0 que conectan directamente productores locales con consumidores urbanos.
Apps útiles:
- Too Good To Go: Compra excedentes del día de restaurantes o tiendas de alimentación a precio reducido. Te aseguras que el producto es del día, te sale barato y ellos recuperan algo de dinero en vez de tirarlo.
- Phenix: Similar a la app anterior, rescata comida en perfecto estado que iba a desperdiciarse y la pone a la venta por un precio muy inferior.
- Yo No Desperdicio: Comparte comida sobrante en tu comunidad. Su lema es «Frenar el desperdicio para cambiar nuestro mundo»
- La Colmena Que Dice Sí: Compra directa a productores locales (sistema de puntos de recogida), circuito corto.
No creas que las comidas que se venden a través de estas aplicaciones son comidas en mal estado, piensa más bien en restaurantes que han cocinado cantidades que no han vendido en el día y no pueden volver a ponerlas a la venta por normativa o cambio de menú, es en estos casos donde al final del día ponen a la venta los alimentos sobrantes.
Movimientos y cooperativas:
- Cooperativas de consumo ecológico: Más de 200 en España, compra colectiva de alimentos de forma directa a productores locales
- Mercados de proximidad: Cada vez más ciudades con mercados km 0 semanales, en en algunas ocasiones además son productos ecológicos, seguro en tu ciudad hay más de uno
- Bancos de Alimentos: Red de 55 bancos que rescatan 150M kg al año, en este caso puedes donar o colaborar con ellos
Lo que me gusta de estas iniciativas es que son soluciones reales, no teoría. Gente normal haciendo cosas concretas para cambiar el sistema desde abajo.
Hacia una cesta de la compra más verde. Nuestros consejos claves
Adoptar una dieta más sostenible es más sencillo de lo que parece a simple vista. Nuestra recomendación principal se basa en tres pilares para reducir significativamente tu huella de carbono:
- Prioriza el producto local y de temporada: Elige productos de cercanía y de temporada. Al evitar largos trayectos de transporte y cámaras frigoríficas innecesarias, reduces las emisiones asociadas al combustible y la logística.
- Elige productos con el mínimo procesamiento y embalaje: Opta por alimentos frescos con el mínimo de procesamiento. Esto no solo es más saludable, sino que también evita la generación de plásticos y otros residuos de embalaje.
- Equilibra tu dieta: Aumenta el consumo de frutas, verduras y legumbres, que tienen una huella hídrica y de carbono mucho menor. Modera, por otro lado, el consumo de carnes, especialmente las rojas.

