Residuos de la cesta de la compra: lo que no te comes hoy son los residuos del futuro
Tu cesta de la compra genera más residuos de los que piensas y conocerlos es clave para poder reducirlos

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A la hora de llenar nuestra cesta de la compra solemos tener muchos factores en cuenta. Buscar alimentos saludables, elegir marcas blancas para que sean más económicas, recurrir a las ofertas de 2×1 para que el resultado a largo plazo sea más barato… Cada cual tiene sus trucos. Sin embargo, en lo que no solemos pensar tan a menudo es en los residuos de la cesta de la compra. Porque sí, lo que compramos hoy son los residuos de mañana y que haya más o menos cantidad depende de nosotros.
Principalmente, los residuos de la cesta de la compra son de dos tipos:
- Los procedentes de los envases
- Los alimentos que no llegan a consumirse y se desechan
Con los primeros limpiamos bastante nuestra conciencia llenando la cocina de cubos de basura específicos para reciclar cada material. En cuanto a los segundos, siempre nos prometemos comprar lo justo para no tirar nada, pero a veces no terminamos de conseguirlo.
Con este artículo no queremos culpabilizar a nadie. Es muy difícil hacerlo todo a la perfección y a veces nuestro estilo de vida o nuestras circunstancias nos impiden tomar en todo momento las decisiones más adecuadas. Además, hay personas que no tienen más remedio que recurrir al plástico.
Por ejemplo, criticamos mucho, generalmente con razón, la venta de unos cuantos gajos de mandarina pelada en una bandeja de plástico cubierta con más plástico. Resulta paradójico que se elimine el envase natural de la mandarina para ponerle uno tan contaminante y aparentemente innecesario. Pero hay personas que, por problemas de movilidad, no pueden pelar la mandarina, por lo que es una opción que no pueden evitar.
Teniendo todo esto en cuenta, lo más mínimo que hagamos será mejor que nada, pero siempre podemos mejorar. Por eso, no vamos a ver solo de dónde salen todos los residuos de la cesta de la compra. También vamos a aprender algunos trucos para que estos sean los mínimos posibles.
Ojo con los envases
Según un estudio realizado en 2024 por Retail Economics para DS Smith, el 44 % de los productos alimentarios de los supermercados españoles están envasados en plástico innecesariamente.
El 44 % de los productos alimentarios en supermercados españoles están envasados en plástico
Se calcula que, de media, en España se consumen entre 30 y 40 kg de plástico por persona en un año. Solo un 38 % de ese plástico se recicla. Y es que, a veces, aunque creamos que lo reciclamos todo, elegimos mal el contenedor o no separamos las capas del envase, básicamente porque nadie nos ha dicho que debamos hacerlo. Además, no todos los plásticos van a ese contenedor. Si se añaden otros productos, como juguetes o cepillos de dientes, por ejemplo, se pueden producir averías en las plantas de selección, impidiendo que el proceso se lleve a cabo correctamente.
Sobran los motivos por los que siempre será mejor prevenir que curar y, por muy loable que sea usar el contenedor amarillo, si intentamos usar menos plástico, claramente será una mejor opción. Además, la oferta responde a la demanda. Si todos consumiésemos menos envases de plástico las empresas ya buscarían soluciones para evitar las pérdidas.

Para llevar a cabo esa tarea de prevención, basta con seguir unos trucos muy sencillos. El primero, lógicamente, es buscar embalajes de otros materiales que se reciclen más fácilmente, como el vidrio, el cartón o el papel. También son una buena opción los plásticos biodegradables. Pero a veces ni siquiera es necesario usar embalajes. Si compramos a granel, posiblemente gastemos menos dinero y, además, necesitaremos menos plásticos, pues podemos llevar nuestros propios envases de casa. Por ejemplo, se pueden usar bolsas de tela o incluso tuppers. Son de plástico, pero al menos les estamos dando una segunda vida.
Otro truco consiste en beber agua del grifo. Sí, es cierto que en lugares como Almería su sabor es bastante desagradable. En esos casos, puede ser buena idea instalar una descalcificadora en la cocina o comprar una jarra que filtre el agua. Lo importante es que así no gastaremos tantísimas botellas y garrafas de plástico.
Usa bolsas, pero lávalas
Ya que estamos dando consejos sobre cómo reducir los residuos de la cesta de la compra, no podemos olvidar las propias bolsas que usamos para hacer la compra. La mejor opción son las bolsas de tela. Las famosas tote bags. También podemos emplear bolsas de rejilla, sobre todo para comprar frutas y verduras. Sea cual sea la opción, es buena, pero debemos tener mucho cuidado con la higiene.
Y es que las bacterias presentes en los alimentos pueden proliferar en la tela, por lo que es esencial lavar las bolsas regularmente. A ser posible, después de cada uso, con detergente y agua caliente, secando después al aire. Se debe prestar especial atención a la limpieza de las costuras y también al método de conservación. Nunca guardes las bolsas cuando aún están húmedas. Tampoco las guardes en el maletero del coche. Sí, es una buena manera de que no se te olvide, pero puede acumularse bastante humedad. Lo mejor es un lugar fresco y seco.
Por otro lado, intenta tener varias bolsas y dedicarlas a distintos fines. Una para la carne, otra para el pescado, otra para frutas y verduras… Y, por supuesto, las que se usen para alimentos dejarlas solo para eso. Podemos transportar otro tipo de productos en tote bags, pero sin mezclar.
Las etiquetas también importan para evitar los residuos de la cesta de la compra
Las etiquetas no son un adorno para los envases. Tienen información muy valiosa sobre los productos, por lo que es muy importante que se legisle para que dicha información sea útil y, sobre todo, no engañosa. En lo referente al reciclado de envases, en España contamos con el Real Decreto 1055/2022 en el que se establecen varias medidas.
Por ejemplo, se prohíbe el uso del término “respetuoso con el medioambiente” u otros términos similares que puedan inducir al consumidor al abandono de los envases. También se señala que los envases deben indicar su condición de reutilizables, y el símbolo asociado al sistema de depósito, devolución y retorno. Además, si el envase consta de varios materiales, se puede indicar el porcentaje de cada uno. Pero, sobre todo, se insta a dejar claro cuándo estos materiales se pueden separar para su reciclado. Por ejemplo, muchos envases de yogur son de plástico y tienen toda la parte gráfica impresa en un cartón que se puede separar fácilmente para reciclar por separado. A veces no nos damos cuenta y ponemos todo junto en el contenedor amarillo, pero eso no es correcto. Si va indicado en el envase, evitamos esos errores. Es otra forma de evitar que los residuos de la cesta de la compra no lleguen al lugar adecuado.

Lo que no te comes también son residuos de la cesta de la compra
En su libro Rumbo al Ecocidio, el científico y antiguo miembro de la FAO José Esquinas cuenta que más del 28 % de los gases de efecto invernadero que se liberan a la atmósfera proceden del sistema agroalimentario. Un sistema que produce un 60 % más de alimentos de los que toda la humanidad necesita. Sin embargo, hay 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo y 35.000 mueren cada día por este motivo.
Está claro que el reparto de alimentos no se está haciendo bien. Nosotros, como consumidores, no podemos hacer gran cosa para que se invierta en derivar parte de esos alimentos a las personas que lo necesitan. Ojalá. Pero lo que sí podemos hacer es controlar lo que compramos para evitar el desperdicio. De nuevo, la oferta responde a la demanda.
Para ello, los expertos siempre insisten en que la clave está en la planificación. Antes de hacer la compra debemos revisar los armarios y la nevera, así como las fechas de caducidad de los productos que tenemos. Eso nos evitará comprar más cantidad de algo que ya tenemos y, además, podría caducar pronto. También se recomienda planificar la lista de la compra y, sobre todo, el menú. Si sabemos exactamente lo que vamos a comer, podemos hacer una lista de la compra mucho más consciente.
Para terminar, aunque ese 3×2 en pan de molde te haga ojitos, recuerda que es un alimento con una fecha de caducidad bastante temprana y que, salvo que tengas que preparar sándwiches para una excursión infantil, lo más probable es que no llegues a gastarlo todo. No te dejes llevar por las ofertas, pues estas, muchas veces, son un gran impulsor del exceso de residuos de la cesta de la compra. Además, comprar lo justo y necesario no solo evita desperdiciar la comida. También nos ayuda a ahorrar. Son todo ventajas.